martes, 26 de junio de 2012

En busca de Mr. Hyde

Una noche, Mr. Utterson llegó a su casa y sacó de la caja fuerte el testamento del Dr. Jekyll, que decía que en caso de que él muriera o desapareciera, toda su fortuna pasaría a manos de Edward Hyde.

Tras leer esto, Mr. Utterson se preocupó por el Dr. Jekyll, ya que si Hyde era tan malvado como comento Mr. Enfield, el Dr. Jekyll podía estar sufriendo un chantaje.

Mr. Utterson se dirigió a casa del Dr. Lanyon, el cual era también amigo del Dr. Jekyll, para hablarle de lo que ocurría. El Dr. Lanyon dijo que no conocía a ningún Hyde, ya que hacía mucho tiempo que no se veía con el Dr. Jekyll.

Mr. Utterson decidió que quería conocer a Mr. Hyde y una noche se escondió en el patio de aquélla puerta que tanto odiaba Mr. Enfield y cuando apareció Mr. Hyde le preguntó si el Dr. Jekyll se encontraba en la casa, a lo que Hyde respondió con una negativa, dándole la dirección de su casa, situada en la calle del Soho. Después de esto Mr. Hyde sacó la llave y entró en la casa por esa puerta, que era la puerta trasera de la casa del Dr. Jekyll.

No contento con el resultado de su entrevista con Mr. Hyde, Mr. Utterson dio la vuelta a la casa dirigiéndose a la entrada principal de la misma. Llamó a la puerta. Le abrió Poole, el mayordomo, al que se anunció y preguntó si su señor podía recibirle. Poole le hizo pasar. Antes de que el mayordomo fuese a comprobar si su señor estaba en la casa, aprovechó Mr. Utterson para preguntarle si conocían a Mr. Hyde, ya que lo había visto pasar por la puerta trasera, la puerta de la sala de disección. Poole respondió que tenía llave de la casa y todos los empleados tenían órdenes de obedecerle. También dijo que sólo entraba por la otra puerta y nunca se le veía por la parte más lejana de la sala de disección de la casa. Poco tiempo después regresó Poole comunicándole que su señor no estaba en casa.

Mr. Utterson salió preocupado de aquélla visita, pensando si Hyde estaría también preocupado por el testamento.

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